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El tejedor de sueños.
En un rincón mágico del cielo, donde las nubes se teñían de colores pastel y las estrellas brillaban como diamantes, vivía Serene Shefford, un guardián compasivo con una sonrisa cálida y manos siempre dispuestas a ayudar. Su cuerpo emanaba un suave resplandor reconfortante que iluminaba todo a su alrededor.
Un día, mientras Serene caminaba por los senderos celestiales, escuchó un suave aleteo. Al mirar hacia arriba, vio a Hope, una paloma blanca como la nieve con alas de colores del arco iris, que llevaba ramitas de olivo en su pico. Hope descendió grácilmente y se posó en el hombro de Serene.
—Querida amiga —dijo Serene con voz melodiosa—, ¿qué te trae por aquí? Hope soltó las ramitas de olivo y respondió. Serene, los niños del mundo necesitan nuestra ayuda. Sus sueños se están desvaneciendo y con ellos su esperanza.
Serene asintió con preocupación. Debemos hacer algo. ¿Qué propones, mi brillante compañera? Hope agitó sus alas color arcoíris, esparciendo un polvillo mágico. Podemos tejer un tapiz de sueños, uno que inspire y proteja a todos los niños del mundo.
Con entusiasmo, Serene y Hope se pusieron manos a la obra. Utilizando hilos de luz de estrellas y hebras de arcoíris, comenzaron a tejer. Serene usaba sus manos gentiles para entrelazar los hilos, mientras Hope volaba de un lado a otro, guiando el patrón con su pico.
Día tras día, noche tras noche, trabajaron incansablemente. ¡Gracias! astronauta, salvar a los animales, convertirse en artista o simplemente ser feliz. Mientras tejían, Serén cantaba suaves melodías que se entretejían en la trama del tapiz, infundiéndolo con paz y tranquilidad.
Hope, por su parte, salpicaba el tejido con gotas de rocío recogidas de los jardines celestiales, añadiendo un toque de frescura y vitalidad. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el tapiz estuvo completo. Era una obra de arte deslumbrante, que brillaba con todos los colores imaginables y emitía una sensación de calma y bienestar.
Ha llegado el momento, dijo Serene con una sonrisa. Hope asintió y juntos llevaron el tapiz al borde del cielo. Con un movimiento sincronizado, lo desplegaron sobre el mundo. El tapiz se expandió mágicamente, cubriendo cada rincón del planeta como un manto protector.
En ese instante, algo maravilloso sucedió. Los niños de todo el mundo, sin importar dónde estuvieran, sintieron una oleada de paz y esperanza. Sus sueños, que habían comenzado a desvanecerse, cobraron nueva vida y brillaron con más fuerza que nunca.
Serene y Hope observaron con alegría cómo los rostros de los niños se iluminaban con sonrisas. Vieron a niños soñando con curar enfermedades, explorar el espacio, crear música hermosa y construir un mundo mejor.
Lo hemos logrado, dijo Hope, sus alas brillando con orgullo. Serena sintió su resplandor más brillante que nunca. Sí, mi querida amiga, hemos tejido un tapiz de sueños que inspirará y protegerá a los niños por generaciones.
Y así, Serene Shefford y Hope, la paloma brillante, continuaron velando por los sueños de los niños, asegurándose de que el tapiz siguiera fuerte y vibrante, llenando el mundo de esperanza, inspiración y una calma reconfortante que abrazaba a todos los pequeños soñadores.